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Patrimonio

Patrimonio

No puede pasarse por alto la Iglesia de Chañe, monumento emblemático del municipio. Hoy en día ofrece un aspecto externo muy diferente al que debía ofrecer hace tan sólo 40 o 50 años, pero más distinto aún al que ofrecía a comienzos del siglo XVIII.

 

Está documentado que en el año 1710 se realizaron obras en la iglesia que afectaron sobre todo a la a parte de la cabecera. Debió existir un templo antiguo (posiblemente de origen medieval) al que pertenecerían algunas partes de la iglesia pero la mayor parte de lo que hoy se conserva sería producto de dichas obras.

 

El templo es una airosa construcción de tres naves, separadas por pilares simples y compuestos, con una bonita cúpula sobre pechinas en el crucero, amplio presbiterio y coro alto a los pies. Se conservan cinco retablos entre los que destaca el Retablo del Altar Mayor, que está datado en la primera mitad del siglo XVIII.

 

Se trata de un retablo de madera tallada, dorada, estofada y policromada. Compuesto por banco, cuerpo principal y ático curvo, adaptado al arco del testero, y delimitado por dos pilastras festoneadas sobre las que voltea el arco del remate. Se organiza en tres calles por medio de cuatro estípites, que sustentan un amplio entablamento y se prolongan en el ático en cuatro machones, avolutados los exteriores, y rematados por cuatro angelitos exentos en actitud de portar símbolos o instrumentos, actualmente desaparecidos.

 

El cuerpo principal presenta en su calle central una hornacina de medio punto, para escultura de bulto redondo y está coronada por una gran tarja vegetal que asciende hasta el ático y culmina en un gran elemento de formas aveneradas. Las calles laterales, planas, están ocupadas por sendos óvalos que enmarcan lienzos pintados, entre una decoración tallada con motivos avolutados y vegetales entrelazados, rematados por formas aveneradas similares a la de la tarja central. Las calles laterales del banco presentan paneles con el mismo tipo de decoración de hojas y volutas, entre las ménsulas de los estípites, que sobresalen del plano, decoradas con hojas, flores y, en el caso de las centrales, grandes cabezas de querubín, y, en la calle central, el ostensorio o custodia en forma de templete clasicista, asciende ocupando el primer tercio del cuerpo principal. En el ático grandes roleos salpicados de flores colman las enjutas mientras el espacio central, rematado por una cornisa curva partida, está cubierta por una gran tarja que asciende, profusa, hasta la clave donde remata en una gran cabeza alada.

 

La custodia, de madera tallada, dorada, estofada y policromada es de planta polilobulada, organizada en tres espacios, marcados por columnas estriadas, donde se ubican escenas en relieve. Esta custodia ha sido trasladada recientemente desde el retablo lateral del Cristo, aunque tampoco existe constancia de que perteneciera originalmente a dicho retablo, con el que sin embargo guarda mayor similitud estilística.

 

En el retablo, la hornacina central alberga la escultura de bulto redondo de San Benito, su titular y las pinturas contenidas en los marcos ovalados de las calles laterales representan a San José con el Niño en el lado del evangelio y a San Antonio de Padua en el de la epístola.

 

En la custodia, tres relieves en su cuerpo principal representan la Resurrección de Jesús en el espacio central (puerta del sagrario), la Ascensión en el del evangelio, y la Transfiguración en el de la epístola. Bajo estos relieves, en el banco figuras femeninas recostadas representan tres de las Virtudes.

 

El retablo pertenece estilísticamente a la primera mitad del siglo XVIII, y la fecha del final de su ejecución la aporta el propio retablo en una inscripción de letras doradas sobre fondo azul, ubicada en el "espejo" central que corona la hornacina principal: "HIÇOSE/DOROSE/ 1736".

 

En cuanto a la escultura de San Benito es probable que se trate de una talla realizada por el escultor Roque Muñoz entre los años 1604 y 1614. Respecto a la custodia, si no fuese la original del retablo del Cristo, en cuyo caso sería obra del escultor Roque Muñoz y Juan del Río, realizada en el primer tercio del siglo XVII, podría tratarse de una que se compró en Cuéllar el año 1582.